Escépticos en Altamira

-¡Mira Papá, bueyes!

-No hija, no son bueyes, son bisontes

Estas famosas frases dichas por Marcelino Sanz de Sautuola y su hija de 8 años, María, son a menudo identificadas con el momento en el que las cuevas de Altamira fueron descubiertas, aunque eso no es del todo correcto. En realidad, lo que en ese momento se estaba descubriendo, o más bien lo que un representante de la civilización occidental moderna estaba visualizando por primera vez (creemos), eran las pinturas de Altamira

La cueva en sí fue hallada 11 años antes por el aparcero Modesto Cubillas, quién la encontró durante una cacería, al ir a socorrer a su perro, que había quedado atrapado en una abertura en la roca. Cubillas había trabajado varías veces para Sanz de Sautuola, un rico propietario de la zona, y quizás, conociendo su interés por los objetos  antiguos y sabiendo que había investigado otras cuevas de los alrededores, le contará el suceso.

Marcelino Sanz de Sautuola

Sautuola visitó el lugar en 1875 y 1876 encontrando varías herramientas de sílex hechas por la mano del hombre. Sin embargo, no se le ocurrió mirar al techo. Por eso, cuando en 1879 mostró a su hija la cueva, se llevó tan tamaña sorpresa. Nunca antes en la historia moderna se habían localizado unas pinturas prehistóricas o, por lo menos, se las había identificado como tales.

Eso fue lo que hizo Sautuola. Animado por su amigo Juan Vilanova, catedrático de geología por la Universidad de Madrid, publicó una pequeña obra titulada Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander, en la que hablaba de Altamira, la describía, y databa sus pinturas de la época paleolítica.

La comunidad científica recibió con escepticismo la noticia. En medio de fuertes disputas entre los partidarios de teorías evolucionistas (El origen de las especies había sido publicado en 1859) y los que aun creían en la versión creacionista de Adán y Eva, la idea de que unos “salvajes” hubieran sido capaces de pintar de forma tan realista y tan bella, resultaba inconcebible.

Sautuola y Vilanova fueron menospreciados y vilipendiados. Se les llegó a acusar de haber contratado a un pintor francés para que hiciera las pinturas. Expertos visitaron la cueva y concluyeron que los dibujos pertenecían a épocas muy posteriores al Paleolítico (hechas por romanos, fenicios…). Otros creyeron que en realidad eran una trampa puesta por religiosos a científicos para ponerles en evidencia. Cuando Sautola (1888) y Vilanova (1893) murieron, había un acuerdo generalizado de que las pinturas eran falsas. Así, el valor histórico de Altamira le venía reconocido por los numerosos objetos encontrados que atestiguaban el paso de hombres prehistóricos por la zona y no por lo que hoy se conoce como “la capilla sixtina del paleolítico”

Bisonte de Altamira/ Ramessos

Sin embargo, a principios del siglo XX empezaron a encontrarse cuevas con dibujos similares en Francia, que hicieron a muchos replantearse su veredicto sobre a Altamira. Émile Cartailhac, uno de los que más había atacado el carácter prehistórico de las pinturas, visitó la cueva en 1902. Poco después publicó un artículo llamado La grotte d’Altamira. Mea culpa d’un sceptique (La gruta de Altamira. Mea culpa de un escéptico) en el que reconocía su error y defendía la antigüedad de los dibujos. A partir de ese momento, se admitió universalmente  su importancia y condición paleolítica.

Cuando se realiza un nuevo descubrimiento siempre hay personas que lo niegan o reducen su importancia. No solo le paso a Sautuola, arqueólogos tan conocidos como Schliemann también sufrieron del desprecio de sus congéneres. Sin embargo, la mayoría de las veces esas dudas no tardan en disiparse, o en convertirse en minoritarias, ante las evidencias existentes. En este caso fue distinto, los expertos visitaban la cueva y concluían que las pinturas eran falsas o muy posteriores al paleolítico, pese a que hoy se sabe que tienen por lo menos 15000 años (algunas 35000).

¿Qué paso entonces? ¿Sabían tan poco los científicos de la época como para no poder diferenciar una pintura reciente o clásica, de una  prehistórica? Es cierto que ahora se cuenta con métodos de datación mucho más eficaces. Sin embargo, no creo que ese fuera el problema. Lo que se le estaba mostrando a la comunidad científica era algo que no concordaba con la concepción que tenían de los hombres prehistóricos, algo que no cuadraba con sus ideas anteriores. Era, por tanto algo que solo podrían aceptar cambiando su concepto de la prehistoria, con el que llevaban tanto tiempo trabajando.

Ciervo de Altamira/ HTO

 Los hombres tendemos a ver el mundo de acuerdo con lo que pensamos, con nuestras ideas sobre él, y menospreciamos o ignoramos todo aquello que se salga de esa concepción. Así, modificar nuestras nociones e ideas resulta muy complicado y es la causa de buena parte de las disputas que existen, como lo era del debate entre evolucionistas y creacionistas.

Los científicos tienen, supuestamente, que tener una mente más flexible y estar más dispuestos  a cambiar sus concepciones, porque al fin y al cabo trabajan tratando de encontrar respuestas y estas no pueden ser siempre las esperadas. No obstante, para investigar necesitan partir de unas bases, aunque estén totalmente equivocadas; y les costará desprenderse de esas bases tanto como a cualquier otro. Así, descubrimientos como el de Altamira han de precisar de algo más para que sean totalmente creídos y tomados en cuenta. Si solo hay un impedimento a nuestras creencias, podremos considerarlo como un simple error (un falseamiento, una trampa…); sin embargo, cuando se acumulen las evidencias, empezaremos por fin a aceptar lo que Émile Cartailhac reconoció, que somos todos unos escépticos.

Las alteraciones que sufrió la cueva al adaptarse para permitir visitantes y la enorme afluencia de estos, causaron un cambio en su temperatura y humedad, que puso en riesgo la conservación de las pinturas. Por eso la cueva fue cerrada al público en 1979. 3 años después la reabrieron, pero permitiendo un número mucho menor de visitantes. En 2002 se produjo la clausura definitiva, al mismo tiempo que se terminaba la construcción de una réplica de la cueva, que es lo que hoy en día se puede visitar. Existe otra réplica en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Altamira se encuentra en el municipio de Santillana del Mar, en Cantabria

ENLACES DE INTERÉS

http://www.quesabesde.com/noticias/nomada-altamira-descubrimiento-marcelino-sanz-sautuola-juan-vilanova,1_5147

http://www.planetasapiens.com/?p=5021

http://museodealtamira.mcu.es/

http://www.cuevamuseoaltamira.com/

http://www.youtube.com/watch?v=fgZxhpcyR-M